Tramoya

"Hoy siento felicidad de saber que estoy inscripto (...) Vuelvo como en la primera etapa (...) Tenía muchas ganas de estar y de darle una mano al club. Sólo pienso en Central y me duele ver a la gente desilusionada por la situación que atraviesa".
Christian González, en Ovación.

El Kily vuelve a Central. ¿Se había ido? Sí, se había ido, aunque no había sido contratado por ningún otro club. Ahora, cuando nadie lo esperaba y pese a que de acuerdo a los plazos establecidos por los reglamentos ya no era posible inscribirlo para el club en los libros de la AFA, se anunció -él lo anunció- que jugará en Central. Hay que decirlo con toda claridad: a González lo anotaron con trampa, y pudieron hacerlo sólo porque quien avaló la jugada fue nada más ni nada menos que Julio Grondona, el dueño del fútbol y el único hombre que está más allá de los reglamentos y las normas de la actividad. Si su incorporación es buena o no para el club es otra discusión. Kily es todavía un buen jugador, eso es indiscutible, y en el plantel de Central no hay nadie de su experiencia. Sin embargo, no deja de llamar la atención que en los dos meses que permaneció sin club nadie se interesara por él, excepto un club de la cuarta categoría del fútbol nacional: Argentino. ¿Será porque se trata de un tipo conflictivo, dueño de esa clase de personalidad que suele dividir grupos y en los últimos tiempos escasamente profesional a la hora de entrenar y jugar? Quién lo sabe. Lo concreto es que el lunes se sumará a los entrenamientos. Habrá que ver con qué resultados. Lo único seguro es que ningún club se quejará por su irregular contratación fuera de tiempo. Ya se sabe: a Grondona en este país nadie le discute nada.